Las guerras ¿un asunto sólo de hombres?

1.Introducción

Salvo contadas excepciones es la imagen del guerrero la que ha impregnado la literatura y el cine cediendo papeles muy residuales, alternos o puramente decorativos a la realidad femenina.

También en las esferas de decisión política o de intereses de poder, que ejercen clara influencia en la gestación, desarrollo y desenlace de los conflictos militares, el papel de la mujer ha estado largamente postergado.

Actualmente con la lenta recuperación de los espacios de participación por parte de las mujeres la pregunta cobra un sentido renovado pero más allá del momento bélico o militar, el presente trabajo amplia el alcance del concepto de la guerra implicando las relaciones sociales y las mentalidades en un terreno en que las mujeres han tenido siempre participación y por supuesto en las consecuencias de los conflictos, donde su papel de víctimas en tristemente protagonista.

La primer pregunta que se nos plantea es de qué guerra estamos hablando, a continuación expondremos los mitos y las asunciones culturales e ideológicas, profundizaremos en las consecuencias y el sufrimiento producidos por la guerra, expondremos las diferentes visiones del feminismo observando sus diferentes reacciones.

Concluiremos confirmando que la guerra está presente en la vida de todos los seres humanos y que las mujeres ni son ajenas ni están al margen de un fenómeno que se remonta a nuestros mas lejanos antepasados, y más allá valoraremos cómo su mayor participación y en general el feminismo puede modificar nuestra actual cultura de la guerra.

1.1Qué guerra

Traspasando el campo de batalla, sus causas y consecuencias alcanzan a toda la sociedad incluso en los períodos de paz, en nuestro limitado universo pues aún hay guerra en Siria, Sur Sudán, República Centroafricana, Nigeria, República Democrática del Congo, Afganistán, Pakistán, Irak, e incluiremos también situaciones como en México, debido a la astronómica cifra de víctimas con la que la violencia de los cárteles de la droga nos sobrecoge diariamente.

Puede afirmarse que la guerra es un fenómeno generalizado en casi todas las culturas, la mayoría de los estados tienen un ejército permanente, sus orígenes se retrotraen más allá de los supuestamente pacíficos cazadores recolectores y ha determinado muchas de las configuraciones del orden y los roles establecidos en nuestras sociedades, entre ellas la configuración del género. La guerra influye en la división de los géneros y la división de los géneros influye en la guerra.

Los roles que establece la guerra para el género son también consistentes en las diferentes culturas en todos los grupos combatientes están formados casi exclusivamente por hombres pero también, en todas las culturas encontramos mujeres que se han desempeñado con éxito.

Y también fuera del campo de batalla, Virginia Woolf, en plena Segunda Guerra Mundial, dijo que muchas mujeres tenían un Hitler en su casa que nadie se ocupaba de combatir, la guerra nace de la resolución de conflictos haciendo uso de la violencia, el poder y la sumisión, por eso para un correcto análisis del papel de la mujer en la guerra, hemos de ampliar nuestro foco y alcanzar hasta donde llegan los destructivos tentáculos de la guerra.

En este foco ampliado las mujeres son víctimas pero también combatientes, la frontera entre el espacio público y el espacio privado queda atravesada por estos conflictos. Allí se desarrollan los combates clandestinos, las rebeliones, los movimientos de liberación, las técnicas de represión del Estado o de la potencia ocupante que amplían el alcance de la guerra que invade al conjunto de la sociedad.

1.2Roles

El discurso de guerra tradicional distingue entre el hombre soldado con aptitudes para el combate y las mujeres y los niños identificados con la tierra defendida y que no debe ser violada, una exaltación que coincide con el desprecio que se realiza cuando se feminiza al enemigo y más aún en el ejercicio de la violación de sus mujeres.

Éste discurso enlaza con el mito de que las mujeres son pacifistas y madres por naturaleza, fundamentado probablemente en un convencimiento historiográfico de que las mujeres dan la vida y que por lo tanto aborrecen la guerra.

Con éste sustrato podemos inferir cuáles han sido los roles normalizados de las mujeres en el frente doméstico. La subalternidad de los roles femeninos y la desmovilización estuvo muy presente durante la Guerra Civil Española donde las mujeres se dedicaban al mantenimiento de los depósitos los lavaderos y la confección de ropa o el envío de paquetes a los soldados que luchaban en los frentes.

Pero también la Primera Guerra Mundial permitió que la mujer asumiera trabajos y responsabilidades excluida anteriormente y tan dispares como como deshollinadoras, conductoras de camiones u obreras en la industria armamentística. Entre Francia y Gran Bretaña más de un millón y medio de mujeres trabajaron en fábricas de armamento

¡De pie, mujeres francesas, niñas, hijas e hijos de la patria! Sustituid en el campo de trabajo a quienes están en el campo de batalla. ¡Preparaos para mostrarles, mañana, la tierra cultivada, las cosechas recogidas, los campos sembrados! En estas horas graves, no hay tarea pequeña1.

También se incorporaron como agentes especiales o espías que utilizan la herramienta sexual para el engaño, es conocido el caso de Mata Hari fusilada en mil novecientos diecisiete durante la Primera Guerra Mundial.

La feminista norteamericana Cintia Enloe2 amplía el concepto de militarización en sus estudios de política internacional contemporánea, exponiendo una militarización globalizada, presente en toda la sociedad como complejo proceso cuya definición no deriva sólo de lo militar sino que abarca al discurso sobre el género y expone cómo las mujeres han experimentado las guerras sobre sus cuerpos, sus vidas, sus familias y sus profesiones con diferentes modelos de participación como enfermeras militares, mujeres-soldados, mujeres violadas y acosadas por soldados o como esposas de militares de diferente graduación entre otros.

1.3Mujeres en la sombra.

La historia de las mujeres, ya en la década de 1970 se interesó por visibilizar a las mujeres no presentes en la historia, recientemente Pamela D. Toler saca a las mujeres guerreras de las sombras históricas y nos pregunta Quien dice que las mujeres no van a a la guerra?, las mujeres «lucharon, literalmente pelearon, como parte normal del ejército en muchas más épocas y civilizaciones de lo que generalmente se aprecia»3.

Mujeres guerreras de la historia4 como Artemisia de Caria, Rodoguna de Partia, Boudica, Fu Hao, Pingyang, Nakano Takeko, Juana de Arco, María Pita, Anne Bonny, Hannah Snell, Agustina de Aragón, relatos de heroínas que son la punta de un iceberg que incluye tanto nombres ocultos como anónimos entre los que podemos mencionar a las jóvenes obreras o hijas de familias trabajadoras que al inicio de la Guerra Civil española, para liberar Zaragoza del dominio fascista se enrolaron en las milicias populares formadas en Barcelona, vistiendo las características granotas.

En 1861-1865 algunas jóvenes pudieron imitar a Deborah Sampson, una joven de Massachussets que en la guerra de independencia americana se alistó en el ejército continental usando una identidad masculina falsa, herida en combate, su marido la consideraba acreedora a una pensión de guerra.

Destacan en 1917 los batallones de la mujer en Rusia que desplegaron un número importante de tropas de combate femenino. Con el avance de la guerra ceden las iniciales resistencias a la militarización femenina y las mujeres van accediendo a roles ‘prohibidos’. Ya en la segunda guerra vemos en la mayoría de los contendientes a mujeres realizando funciones de enfermería, administrativas o de apoyo y unidades de combate antiaéreo en Gran Bretaña, Alemania o de primera línea en Rusia.

En la guerrilla no ha sido tan inusual la participación de las mujeres en los diferentes frentes pero que sin embargo son excluidas de esa participación cuando estas fuerzas llegan al poder y se convierten en ejércitos regulares, vuelven a sus tareas ‘normales’, son muchas veces olvidadas lo que evidentemente no es por su falta de capacidad militar suficientemente demostrada.

En fechas más recientes podemos encontrar mujeres en posiciones de oficial en buen número de países industrializados donde destacan las labores de integración realizadas por el ejército de Estados Unidos si bien aún ostentan los rangos y salarios más bajos.

1.4Biología.

La biología ha sido utilizada para justificar como natural la existencia de grupos subordinados y oprimidos cuyo extremo lo encontramos en la ideología nazi, es evidente que el feminismo se lleva mal con la biología en este sentido.

Joshua S. Goldstein combate los planteamientos rígidos biologicistas señalando que entre personas de diferente sexo las diferencias son menores que las variantes que podemos encontrar entre personas del mismo sexo. Resalta diferencias entre personas en zonas más prósperas y zonas más deprimidas en relación a diferencias de estatura y de fuerza física. Pero también biológicamente sabemos que las mujeres tienen una constitución más fuerte, son más longevas y resisten más en las situaciones extremas. Destaca además que con la introducción de las armas de fuego, una evolución tecnológica que reduce las diferencias físicas haciéndolas menos decisivas, tampoco se ha incrementado la participación de las mujeres. Las capacidades físicas tienen cada vez menor peso en relación a la estructura de la guerra donde la estrategia, la disciplina, el espíritu de lucha, la inteligencia y la calidad del armamento marcan diferencia en los combates. Sin embargo, seguimos viendo que la guerra se asocia a valores masculinos en los que resaltan la fuerza física, el honor y el coraje.

Se ha puesto una gran consideración en los posibles relaciones de sexo y amor que se puedan producir entre los soldados al punto que se han establecido reglas y prohibiciones para estas relaciones sexuales y matrimoniales, el argumento es que perturban la implicación de los soldados respecto de los objetivos de combate y debilitan la eficacia de los combatientes.

2.Enfoque.

Hemos descrito mujeres que han participado eficazmente en el combate y desmascarado algunos mitos, entonces, porque parece que las guerras son un asunto sólo de hombres?, porqué las mujeres no son militarizadas en la misma medida que sus compañeros? Una respuesta es por la maternidad5, el presente y el futuro de cualquier pueblo.

Este argumento de protección de las mujeres lleva la dolorosa contrapartida de la violencia contra las mujeres.

2.1Violencia contra mujeres.

El sufrimiento de la guerra se escribe tristemente con palabras mayúsculas en la piel de mujeres como botín de guerra y en la violación, que constituye una verdadera arma de guerra para humillar al adversario y se extiende a políticas de limpieza étnica, de masacre o de genocidio con el ejercicio de la superioridad, la sumisión y la rotura del orden de afiliación.

Las duras consecuencias de estas violaciones se extienden a los debates morales de la sociedad que se superponen a los sufrimientos de las mujeres y los niños. En las regiones ocupadas e invadidas del noreste de Francia estas mujeres sufrieron la violencia y las violaciones al inicio de la invasión y se abrió el debate sobre el hijo del enemigo, este debate evidenció las contradicciones en la guerra moral que se produjo a raíz de esta situación, un debate que tuvo más repercusión que la suerte que corrieron los niños y las mujeres afectadas.

De un lado se situaron quienes definen la violación como la profanación y pedían la eliminación de estos futuros hijos de la Guerra por medio del aborto o incluso de la infanticidio. Otros definían el valor de la vida, la inocencia de los niños y el valor de la educación como valor superior a la herencia. Otros dejaban la lección a la madre y proponían facilitar el abandono, una posición que fue adoptada por los poderes públicos que facilitaron en una circular del 24 de marzo de 1915 en el marco de la legislación, el parto en secreto y el abandono del niño a la Asistencia Pública.

Elizabeth Odio Benito, jueza de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (2016-2022), así como jueza de la Corte Penal Internacional (2003-2012) y del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia afirma que a pesar de las cláusulas de protección de las mujeres en la guerra firmados en los convenios humanitarios, la situación de las mujeres y los niños ha empeorado en los conflictos del siglo XX donde la violación y los abusos sexuales parecen tener un incremento en sadismo.

En el sangrante de Sudán del Sur, los soldados tenían permiso «para violar mujeres y saquear como parte de su salario» Martha, una princesa Nuer explica cómo funciona ese pago en especie: «Están en las charcas donde tenemos que ir a lavarnos. O en los lugares donde vamos a por leña. Suelen ir muy borrachos. Buscan a mujeres solas o en pequeños grupos. Por eso procuramos ir juntas. Saben que nuestros hombres no están aquí y nos violan para destruirnos, como botín de guerra. No buscan placer sexual. A veces usan palos»6.

Los modelos de guerra se extienden más allá del campo de batalla para Herfried Münkler, la destrucción de un pueblo sin genocidio consiste en tres fases; la ejecución pública de sus líderes, la destrucción de sus símbolo religiosos culturales y sagrados y la violación sistemática y embarazo forzado de sus mujeres. Es una forma eficaz y de bajo coste de sustituir la batalla de las guerras convencionales por la masacre de las guerras contemporáneas7

2.2Cultura de la guerra.

En reacción con la historiografía tradicional, surgen estudios que más que referirse a la historia de las mujeres se refieren a una historia cultural de los conflictos, que no ocultan la violencia física y el sufrimiento y que resalta la cultura de la Guerra en su dimensión escatológica así como en las cuestiones ideológicas. Una cultura de la guerra que está basada en el consentimiento de la guerra violenta

Hay una cultura masculina de la Guerra? Se excita la masculinidad innata de los hombres en una profesión que les llena de plenitud?. A la guerra el hombre se ve arrastrado por la fuerza, existe una aversión natural y deben de ser disciplinados, educados adecuadamente y luego premiados para participar activamente en el combate pues la guerra es el infierno

Joshua S. Goldstein examina las explicaciones biológicas, las dinámicas de cohesión masculina en estructuras jerárquicas y las construcciones simbólicas que modelan los valores rudos masculinos. La guerra y la forma en que se configura el género se retroalimentan imponiendo y adaptando sus roles en la guerra y en la vida cotidiana.

La violencia y la agresión como una cualidad masculina y la idea de que los varones son violentos y competitivos por naturaleza sería sustento para explicar los roles genéricos de la Guerra. Como ejemplo son la tasa de arrestos por crímenes violentos en todas las culturas y la comprobación de que los niños varones son verbal y físicamente más agresivos que las niñas. Sin embargo Goldstein refuta que la biología ofrezca una respuesta suficientemente contundente respecto de que la guerra involucre en mayor medida a los varones. Podemos afirmar que en promedio existe una mayor propensión a la guerra por parte de los varones pero este no es un análisis en profundidad y que podría dejarse arrastrar por la tiranía de los promedios. Los cauces de la agresividad de las mujeres serían diferentes, mostrarían una mayor predisposición a la agresión verbal o social.

La agresividad entre las mujeres es un tema tabú, incluso parece que en la infancia tienen las mismas conductas de ira que los niños que son censuradas al paso de los años, esta censura provocaría que su agresividad se mostrase de forma más indirecta, una violencia que se ha identificado como más relacional.

En Sociedades tradicionales, la violencia de la madre que defiende a su familia es tolerada pero otras razones de violencia son consideradas desviaciones en la mujer.

2.3Feminismo.

En la década de los 70 el feminismo reclamó una historia específica de la participación de las mujeres en la sociedad como herramienta para lograr la emancipación. En esta línea se abre el debate de los derechos individuales de las mujeres y por otra parte de si la implicación efectiva a distintos niveles de las mujeres en los fenómenos bélicos ha favorecido la emancipación.

Aparte de los derechos civiles y políticos el debate en Estados Unidos que apoyaban la participación de las mujeres en el ejército señalaba los beneficios económicos tales como la asistencia médica gratuita y otras prestaciones que estaban siendo denegadas a las mujeres. Otras reivindicaciones van en la línea de la igualdad donde las mujeres son víctimas de un orden militar jerárquico que se mantendría basado en la dominación masculina, Sin embargo este feminismo liberal no traería cambios fundamentales en la política y el sistema de la Guerra.

En la década de los ochenta, muchos contemporáneos vieron en la guerra el fermento de la emancipación de la mujer, el sufragio femenino tuvo un significativo avance en los países occidentales entre 1915 y 1920, pero en Alemania por ejemplo fue la derrota la que facilitó el reconocimiento del sufragio y en el resto de países las razones fueron la necesidad de equilibrio social y estabilidad que evitara los riesgos revolucionarios de 1917 y 1918.

Estas que daban a los conflictos una oportunidad de mejora de la igualdad y la enmancipación femenina fueron cuestionadas con un enfoque que mostraba la temporalidad o la superficialidad de los cambios producidos. En la desmovilización de la guerrilla colombiana por ejemplo, la reinserción femenina se propone en base a una vuelta a los roles de la mujer tradicional.

Al contrario de un avance en los derechos de las mujeres la guerra mostraba una faceta más regresiva entre las relaciones entre los sexos. Tras los cambios vividos durante la Primera Guerra Mundial se produjo un retorno de las mujeres a la normalidad social sus funciones maternales y domésticas.

Françoise Thébaud, analiza la influencia del género en las políticas de guerra, poniendo en evidencia el discurso de la emancipación, o autonomización femenina en contraposición con la «barbarización» de la guerra.

Con las nuevas tendencias del feminismo, a mediados de los setenta el feminismo de la diferencia señala que la cultura sexista devalúa las cualidades femeninas, en contrapartida deben potenciarse las diferencias en lugar de reivindicar la plena igualdad respecto del hombre. Se considera por ejemplo, que las mujeres son más efectivas en la resolución de conflictos y en la toma de decisiones, se abre el debate del pacifismo de las mujeres entre las ideas supuestamente femeninas como pueda ser la conciliación o la empatía.

Hay ejemplos muy señalados de mujeres que al llegar al poder también participan en la guerra de de forma significativa, es el caso de la primera ministra británica Margaret Thatcher en las Islas Malvinas, la secretaria de Estado estadounidense Condoleezza Rice en Irak, Hillary Clinton en Libia o la canciller alemana Angela Merkel en Afganistán.

Durante la Gran Guerra muchas feministas se convirtieron en nacionalistas aunque algunas se mantuvieron fieles a la ideología de la madre pacifista, como siempre, la realidad es más compleja que el mito de una mujer pacifista y humana.

Madeleine Vernet destacada pacifista comprometida durante la Primera Guerra Mundial y acusada de propaganda derrotista hizo campaña por una educación pacifista de los niños y fundó La Mère éducatrice en 1917. Vera Brittain que en los años 1920, se habia convertido en oradora regular de la Sociedad de Naciones, debatiéndose entre un patriotismo idealista y el horror del conflicto que descubrió como enfermera en el hospital hizo un manifiesto contra la guerra en su autobiografía, con un pacifismo cristiano donde resalta el pacifismo femenino, fue vilipendiada por hablar en contra de los bombardeos aéreos de ciudades alemanas.

En la literatura destaca la novela Die Waffen Nieder! (1889), ¡Abajo las armas! de Bertha von Suttner, denunciando complejos procesos culturales describe la angustia de mujeres cuyos maridos e hijos sufrían la muerte o la mutilación en el campo de batalla. Pero también cuestiona nuestras sociedades que valoran el coraje combativo y el orgullo del soldado, y a los Estados que periódicamente se arrojan a baños de sangre con pretextos como la dignidad, el patriotismo o la propia defensa.

Pero ése es un pacifismo con un impacto difícil de medir. ¿Es el nacionalismo femenino más fuerte que el pacifismo femenino?

Es evidente la aceptación mayoritaria de las feministas a la guerra en Francia en Alemania en el Reino Unido. Se aplazan las luchas reivindicativas, entre ellas la sufragista que fue tan importante antes de 1914 y se ensalzan los valores patrióticos y las demostraciones de valía y la contribución con el deber a la patria. Las llamadas son ahora a la movilización y la ayuda a los soldados heridos o refugiados, es un enfoque humanista que queda limitado a los del propio bando o de los países aliados. “Mientras dure la guerra, las mujeres del enemigo serán también el enemigo”, escribe Jane Misme en La Française del 19 de diciembre de 1914 y las feministas francesas de la Unión Francesa por el Sufragio Femenino y el Consejo Nacional de Mujeres Francesas califican de causa sagrada a la guerra contra la barbarie del enemigo y además, mediante sus redes internacionales, actúan en oposición a los posibles intentos de arbitraje o paz prematura ante el necesario aplastamiento del enemigo alemán.

Encontramos también un pacifismo femenino que es más político, la feminista estadounidense Jane Adams fundadora del partido de La Paz en Estados Unidos y la holandesa Aletta Jacobs, en el congreso internacional de La Haya por la paz futura de abril de 1915, mucho antes de los catorce puntos del presidente Wilson, debaten las condiciones para una paz futura y permanente (arbitraje obligatorio, respeto a las nacionalidades, educación pacifista de los niños, sufragio femenino) y condujeron un Comité Internacional de Mujeres para la Paz Permanente, que en 1919 se convirtió en la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad.

Este feminismo se afirma pacifista como la maestra Hélène Brion, secretaria general del sindicato de maestros, llevada ante un consejo de guerra por derrotismo en marzo de 1918: «Soy enemiga de la guerra por feminista. La guerra es el triunfo de la fuerza bruta, el feminismo solo puede triunfar a través de la fuerza moral y el valor intelectual.”8 Pero la fuerza de este pacifismo se vio superada por el nacionalismo.

3.Conclusión.

Las tendencias feministas más recientes deslindan el concepto cultural del concepto biológico que implica una desigualdad para las mujeres, construyen una historia del género, que siendo un fenómeno cultural tiene en su relación en la esfera del poder, de forma que analizando la construcción de las identidades sexuales podemos entender cómo el género estructura las políticas de guerra.

Vemos un sesgo de género en las políticas de guerra, donde decisiones tomadas por hombres se basan en perspectivas masculinas y donde la resolución de los conflictos se realiza con el uso de la fuerza y la demostración de poder.

En general las políticas de guerra no han tenido en cuenta la violencia específica, contra las mujeres y niños ni la carga que pesa sobre su responsabilidad unilateralmente asignada al cuidado de familias y comunidades, tampoco su contribución como defensoras de los derechos humanos y la lucha por la paz.

Ojalá pudiéramos decir que esta guerra sí es una cosa solo de hombres y esperar que como en tantas otras situaciones sociales la participación de la mujer y un enfoque feminista de las relaciones humanas tenga un efecto positivo en este modelo persistente y cada vez mas destructivo de solventar los conflictos. Pero cuáles son los catalizadores de la guerra? Es fundado el optimismo que al tener una histórica menor participación directa en el conflicto de nuestras guerras, una mayor (y justificada en todo caso) participación, consiga humanizar los conflictos y facilitar los procesos de su resolución?

Creo que no podríamos combinar satisfactoriamente guerra y feminismo, el feminismo es un movimiento social y político que busca la igualdad de género y la equidad en los derechos y oportunidades entre mujeres y hombres

Hemos demostrado que las mujeres han tenido y tienen capacidad para participar en el combate para formar parte de los ejércitos actuales en todos los niveles de su estructura mejorando su emancipación y su igualdad de derechos. Pero quizás la contribución del feminismo a la guerra esté más allá de estos planteamientos.

En los últimos años, se ha realizado un mayor esfuerzo para la integración de la perspectiva de género en las políticas de guerra. La Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, adoptada en el 2000, insta a los Estados miembros a tomar medidas para aumentar la participación de las mujeres en la toma de decisiones en asuntos de paz y seguridad, así como a proteger los derechos de las mujeres y las niñas en situaciones de conflicto.

Hemos de concluir que la guerra no es un asunto sólo de hombres, afecta a la sociedad en su conjunto con protagonismo en ambas partes y en la comprensión de sus nefastas consecuencias que a todos nos afectan, podríamos bajo una óptica feminista común, alejarnos de los argumentos paternalistas de protección del débil, (recordemos el mito de la tierra, las mujeres y los niños), de la virilidad de la violencia justificada en la defensa de esos sagrados valores para por contra caminar juntos hacia la igualdad, la equidad y los derechos compartidos (en la óptica feminista).

4.Bibliografia.

4.1Recursos Web

PAMELA D. TOLER · Carta al lector de Pamela D. Toler en relación con su libro: Women Warriors. An Unexpected History · https://www.pameladtoler.com/

CARME MAYANS · 2020 · Mujeres guerreras de la Historia · https://historia.nationalgeographic.com.es/a/mujeres-guerreras-historia_14822

TAVERA, S · 2016 ·“Las mujeres y las guerras” aspectos de una temática heterogénea. Journal of Feminist. Gender and Women Studies, 3, 21-29. · https://revistas.uam.es/revIUEM/article/view/4183

CARMEN FERNÁNDEZ DE LA CIGOÑA · 2022 · Por qué las mujeres no van a la guerra · https://www.eldebate.com/religion/20220305/que-mujeres-no-guerra.html

ALBERTO ROJAS · 2016 · El Mundo · https://www.elmundo.es/grafico/internacional/2016/04/17/57111fc7e5fdea9f548b4655.html

MARINA ROMERO · 2015 · Género y seguridad: el papel de la mujer en la guerra · https://elordenmundial.com/genero-y-seguridad/?nab=0

FRANCESC TUR · 2020 · El Combate Feminista Contra La Guerra En Europa (1900-1918) https://serhistorico.net/2020/03/10/el-combate-feminista-contra-la-guerra-en-europa-1900-1918/

4.2Bibliografía general

THÉBAUD, F. · 2014 · Penser les guerres du XXème siècle à partir des femmes et du genre. · Quarante ans d’historiographie. Clio. Femmes, Genre, Histoire, 39, 157-182. · http://journals.openedition.org/clio/11914. Corregido: https://journals.openedition.org/asterion/103

SUSANNA TAVERA · 2016 · «Las mujeres y las guerras»: aspectos de una temática heterogénea · https://revistas.uam.es/revIUEM/article/view/4183/4484

CYNTHIA ENLOE · 2016 · Globalization and Militarism: Feminists Make the Link

RITA LAURA SEGATO · 2014 · Las nuevas formas de la guerra y el cuerpo de las mujeres https://doi.org/10.1590/S0102-69922014000200003

LÆTITIA BUCAILLE · 2013 · Femmes à la guerre. Égalité, sexe et violence Critique internationale No. 60 · https://www.jstor.org/stable/24566310

4.3Comentario valorativo

Disponemos de un amplia historiografía de que disponemos, sobre todo a partir de los años sesenta, pero son las obras posteriorees a 80, 90 las escogidas por su mayor enfoque en la problemática del género.

La contribución francesa es muy importante y notoriamente en relación a las primera y segunda guerra mundial.

El relativo atraso de las contribuciones españolas esta siendo corregido significativamente en los últimos años.

Muchos de los trabajos localizados están enfocados desde una perspectiva
feminista, son menos numerosas las investigaciones que contemplan aspectos sociales.

Es necesario rehacer el camino histórico encontrando las huellas de la mujer que estan siendo reconsideradas en las nuevas corrientes historiográficas que consideran el género como categoría de análisis histórico

1SUSANNA TAVERA · 2016 · «Las mujeres y las guerras»: aspectos de una temática heterogénea pp 25

2CYNTHIA ENLOE · 2016 · Globalization and Militarism: Feminists Make the Link ·

Profesora en Clark University (EE.UU). Teórica feministas destacadas en las Relaciones Internacionales, con investigaciónes en la explotación global del trabajo femenino, así como en la utilización de las mujeres para las políticas militaristas de los gobiernos

3PAMELA D. TOLER · Carta al lector de Pamela D. Toler en relación con su libro: Women Warriors. An Unexpected History · 2019 · https://www.pameladtoler.com/

4Mujeres guerreras de la Historia https://historia.nationalgeographic.com.es/a/mujeres-guerreras-historia_14822

5CARMEN FERNÁNDEZ DE LA CIGOÑA · 2022 · Por qué las mujeres no van a la guerra · https://www.eldebate.com/religion/20220305/que-mujeres-no-guerra.html

6ALBERTO ROJAS · 2016 ·El Mundo · https://www.elmundo.es/grafico/internacional/2016/04/17/57111fc7e5fdea9f548b4655.html

7MÜNKLER, Herfried · 2005 · The new wars Cambridge, UK: Polity Press

8FRANCESC TUR · 2020 · El Combate Feminista Contra La Guerra En Europa (1900-1918) · https://serhistorico.net/2020/03/10/el-combate-feminista-contra-la-guerra-en-europa-1900-1918/

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