Reseña de libro
Marta Bonaudo, Diego Mauro y Silvia Simonassi: América Latina entre la reforma y la revolución: de las independencias al siglo XXI, Madrid, Editorial Síntesis, 2020.
Autores y trayectoria
Los autores de este libro son reconocidos investigadores en la Universidad Nacional de Rosario y en el Instituto de Investigaciones Sociohistóricas Regionales (ISHIR), unidad ejecutora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) de la República Argentina.
Marta Bonaudo, es doctora en Historia por la Universidad de Marsella/Aix-enProvence. Con investigaciones en la historia social y cultural decimonónica en los últimos períodos analizó los aspectos de ciudadanía, representación e inclusión/exclusión en la cultura política liberal. Cuando conjuntamente con los otros dos autores, preparaba las presentaciones y entrevistas del recién publicado libro, falleció lamentablemente el 6 de diciembre de 2020.
Diego Mauro, es doctor en Humanidades y Artes por la Universidad Nacional de Rosario, destaca su investigación en las relaciones entre el catolicismo y la sociedad de masas en Argentina, y en especial en las dinámicas de movilización y creación de multitudes.
Silvia Simonassi, es doctora en Humanidades y Artes con mención en Historia por la Universidad Nacional de Rosario, con un máster en Ciencia Política y Sociología por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales y Profesora de Historia en la Universidad Nacional de Rosario. En sus investigaciones resaltamos la historia social de las clases trabajadoras.
La presente obra integra la colección Temas de Historia Contemporánea, coordinada por Pilar Toboso Sánchez y publicada por la Editorial Síntesis de Madrid, España.
Ideas centrales
Estamos ante una obra de síntesis cuyo hilo conductor es la tensión entre revolución y reforma que va a estar presente desde el inicio con las luchas por la independencia, un período donde las élites asociadas a grupos liberales y conservadores colisionan y redefinen de esta forma, las relaciones sociales y de poder. Los nuevos grupos políticos y sociales que van surgiendo en el progreso histórico, resuelven los conflictos mediante luchas revolucionarias y estrategias reformistas que deben afrontar por un lado la corrección de las desigualdades y por el otro, el desarrollo económico y social.
La obra ofrece una interesante y apasionada visión que nos ayuda a entender la historia contemporánea de América Latina y con ella las realidades más actuales de la región en su conjunto y en la diversa estructura de las diferentes naciones que surgieron de las independencias del siglo XIX. Combinando globalidad y especificidad, diferencias y similitudes, apoyándose en procesos de largo plazo, nos transmite una visión holística que nos sitúa con una mirada crítica hacia el futuro en la región teniendo en cuenta los itinerarios nacionales y sus particularidades.
La mirada es desde el interior desde las dinámicas y características internas, que ciertamente se ven afectadas por las influencias externas tanto económicas, políticas o sociales, muy relevantes pero que en todo momento, en el libro, pasan a analizarse en su faceta interna, tanto respecto de las consecuencias como de los iniciativas de respuesta, en definitiva en el diálogo permanente revolución-reforma. Es claro el papel de los EEUU en las diferentes fases, influido por su propio crecimiento y su liderazgo posterior a la segunda guerra mundial, un protagonismo que desencadena los mensajes antiimperialistas ante sus interesadas y a menudo sangrientas interferencias en el gobierno de los países de la región. Es posible que el relato de su influencia esté en exceso sesgado hacia las connotaciones negativas.
Resumen
Iniciando con las revoluciones que dan lugar a las independencias, el capítulo I “las revoluciones de independencia punto de partida de las invenciones republicanas” introduce el término invención que nos habla de la experimentación política en la conformación de las nuevas naciones, en las que aún se retiene cierta influencia de los vínculos monárquicos y absolutistas precedentes. En estos momentos, se evidencian las tensiones regionales, raciales y/o de clase que tienen reflejo en los nuevos criterios liberales de inclusión y exclusión.
Las élites tienen un papel protagonista y en las relaciones de poder hacían uso de la violencia política como una herramienta legal y legítima, una violencia que se nos presenta justificada para restaurar un orden violentado o una ley que era vulnerada.
Estos problemas siguen presentes en las nuevas naciones cuando se produce la integración en el mercado internacional capitalista. El capítulo II “Pactos constitutivos y reformas para un nuevo orden”, resalta el papel de la región como proveedora de materias primas, un rol que dinamiza la entrada de capitales y la inmigración masiva. En estos momentos, las élites tratan de compatibilizar el derecho al sufragio con la necesidad de perpetuar el «gobierno de los mejores» cuando aparecen las primeras formaciones partidarias.
Ya en las primeras décadas del siglo XX, el capítulo III “El nuevo siglo entre reformismos y revolución” muestra el debilitamiento de la política de notables y del liberalismo. La salida con políticas reformistas de Argentina, Uruguay y Chile se contrapone a la vía revolucionaria mexicana. Es el momento de la “primera revolución social” que recupera los grandes problemas materiales de las masas centrados en la tierra y el trabajo.
El capítulo IV “el tiempo de las reformas sociales en América Latina” expone el impacto de la crisis de 1929 en América Latina, especialmente afectada por la caída de las exportaciones y la crisis ideológica del liberalismo. Por un lado, el giro tecnocrático, da sustento al militarismo y los golpes de estado riegan la región, por otro, las reformas sociales se sitúan en la línea de los nacionalismos populares el peronismo, el varguismo y el cardenismo
Son excepciones los casos chileno y uruguayo, que logran en parte, sostener las políticas reformistas del período previo.
La radicalización avanza en el capítulo V “revoluciones para hacer reformas y reformas para hacer revoluciones” donde la influencia de la Revolución cubana se presenta como la vía armada anticapitalista en el contexto de la movilización social y la presión por la tierra. Mientras en Nicaragua la vía armada entra en diálogo con la experiencia cubana, Chile representa la vía pacífica.
Como contramedida, en el marco de la Alianza para el Progreso a inicios de la década de 1960, las reformas propuestas promovieron incentivos al desarrollo, pero su objetivo era detener las experiencias socialistas en Latinoamérica, pero ésta vía pierde continuidad y las fuerzas opuestas se constituyen en alianzas de grupos civiles y militares que toman el poder.
En el capítulo VI “de las reformas para evitar revoluciones a las reformas neoliberales”, la Doctrina de la Seguridad Nacional se impone en unas Fuerzas Armadas que toman el poder para luchar contra el enemigo interno. Si las dictaduras institucionales de los años sesenta se orientan hacia la seguridad y el desarrollo las de los setenta por el contrario implementan planes económicos regresivos y desarrollan niveles de represión inédita.
Los ochenta son el periodo de la década perdida, herencia de las dictaduras y que dan paso a los procesos de transición a las débiles democracias.
Ante la situación de crisis, estas transiciones democráticas de la década de 1990 verán la imposición de reformas neoliberales en el marco del Consenso de Washington. Se aceleran los planes de ajuste con políticas regresivas para las clases medias y bajas que generan nuevas y viejas modalidades de protesta social.
Análisis
El libro nos traza un camino dinámico, y nos balancea entre las contradicciones y conflictos por las venas sangrientas de la lucha por la mejora social y la reducción de la desigualdad. El camino se hace pues ameno y corto, denso en el alcance por la magnitud de la empresa y nos deja una sensación amarga de lucha incompleta.
Se agradece el análisis por países, que permite una lectura histórico-política de cada país y una visión comparada de los condicionantes y las diferentes reacciones frente a unos problemas e influencias externas que en muchos casos son comunes. En el capítulo I, la lucha anticolonialista de Cuba, Panamá y Puerto Rico y la frustrada independencia. En el capítulo II, las tendencias hacia el orden en Chile, Brasil, México y Argentina. En el capítulo III, el reformismo en Argentina, Uruguay y Chile y la línea revolucionaria mexicana. En el capítulo IV, los nacionalismos populares de México, Brasil y Argentina, la línea revolucionaria en Cuba, Nicaragua y Bolivia, la vía chilena y las posteriores reacciones dictatoriales.
De la misma forma destaca el detalle con que se describen los protagonistas más importantes, sus acciones y motivaciones, lo cual nos ofrece un acercamiento más personal a los acontecimientos en los que participan y que refuerza la importancia del personalismo de muchos líderes en la política latinoamericana, tanto en los líderes de la independencia como los reformistas, los revolucionarios o los populistas entre otros.
Al final de la obra resaltamos la selección de 10 textos que ofrecen al lector las fuentes primarias de diferentes autores y épocas, que conjuntamente con la cronología forman un complemento perfecto para la comprensión.
La propia tendencia a la confrontación y complementariedad dialéctica reforma-revolución denota una orientación ideológica hacia lo social y lo político en clave de lucha contra la desigualdad y la opresión.
A lo largo del extenso período tenemos la sensación de un conflicto contínuo que puede ocultar la característica, los valores y las fortalezas de cada nación y que han debido construirse y desarrollarse desde su independencia, e incluso antes. Si bien es cierto que nada destinaba a las sociedades americanas a conformar las repúblicas que hoy conocemos esto no invalida su tradición y que muchas de las características que encontramos en las acciones y los liderazgos posteriores tienen una continuidad que arranca desde el periodo colonial y las características de su desenlace.
Conclusión
El binomio revolución reforma se nos muestra complementario al extremo de inevitable y necesario, en una dialéctica de conflicto que avanza serpenteante entre el flujo constante que representan los persistentes problemas de base de la sociedad latinoamericana, entre estos problemas, destacan la tierra, el desarrollo económico, la dependencia internacional y el progreso social.
Los autores hacen uso del binomio revolución-reforma como guía que muestra el grado de avance y retroceso al afrontar estos problemas uniendo pasado presente y futuro como marco del análisis de los procesos de largo plazo.
Si bien con una cierta orientación ideológica nos queda la duda de cuál es el equilibrio revolución reforma que nos permita alcanzar el futuro deseado. Los autores nos indican que con la ruptura del antiguo régimen se configura un nuevo orden basado en la igualdad y la libertad de los hombres y asentado en la soberanía del pueblo. Más adelante, en la conclusión, la utopía se abre al optimismo “Las utopías revolucionarias semejan un horizonte lejano, no obstante, nuevos y viejos actores siguen ensayando formas de la lucha social para crear, ‘más temprano que tarde … las grandes alamedas por las que pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor’”.
En éste marco, vemos cómo los problemas de base reaparecen en las diferentes etapas que se nos proponen, de forma que rastreando los antecedentes de estos problemas sin resolver, podamos conocer cuáles han sido sus factores de continuidad y comprender mejor los problemas actuales. El crecimiento desordenado de los núcleos urbanos es la cruz del progreso del período de entreguerras y de la modernización en los 50’s, la cuestión pendiente de la tierra marca los conflictos de los 60’s y se extiende hasta fechas actuales.
Una nueva fuente de conflictos y tensiones con el resurgimiento de las derechas neoliberales son señaladas en las “Conclusiones sobre una agenda abierta de reformas y revoluciones en América Latina”, unas tensiones que vuelven a confrontar las reformas sociales y políticas precedentes. Los autores mantienen la dinámica reformismo-revolución en un continuum cuando a modo de cierre describen los cambios que abren camino a personas como Evo Morales en Bolivia, Lula da Silva en Brasil y Néstor Kirchner en Argentina, cuya orientación común es un reformismo que busca reducir las extremas desigualdades e incluir a los sectores postergados, una orientación cuyo contraste se haya en países como Colombia y Chile que ven cómo se profundiza en las tendencias neoliberales.
Una llamada de alerta en este apasionante y constructivo viaje por la historia contemporánea de América latina, con una mirada hacia la utopía.