Benedictinización. Resumen textos I.

Vasallaje castellano leonés a Cluny

Vasallaje castellano leonés a Cluny pdf

ALFONSO VI Y SU ÉPOCA I. LOS PRECEDENTES DEL REINADO (966-1065) E. FERNÁNDEZ GONZÁLEZ Y J. PÉREZ GIL (DIRECTORES) SAHAGÚN (LEÓN), 4-7 DE SEPTIEMBRE DE 2006 © Universidad de León

LA “EUROPEIZACIÓN” DEL REINO DE LEÓN EN EL SIGLO XI

triste final del reinado de Alfonso VI y del estado de postración en que dejó la economía de los reinos peninsulares, la empresa de la Reconquista y, aún más grave, la actitud confl ictiva de todas las clases sociales en sus relaciones entre sí y con el islam peninsular.

A pesar de esta tradición ““europeizante”” ?? en la corte leonesa, sin embargo, cuando llega el verdadero vendaval europeista con Alfonso VI, la entera España cristiana se resiste.

. El imperio alfonsino llegó a su apogeo con la conquista de Toledo en 1085, pero tan sólo un año más tarde, el 23 de octubre de 1086, la aplastante derrota de Zalaca marcó el principio de su descenso; ulteriormente, la pérdida de su único hijo Sancho, tenido con una musulmana, en la batalla de Uclés será el golpe de gracia de la dinastía.

¿Qué esperaba obtener con su política fiscal antiislámica que de antemano sabía que le llevaría a la catástrofe final?

más bien víctima del conflicto desencadenado entre Cluny y Roma para conseguir una parte del oro musulmán que todos los años caía en las arcas del emperador leonés, así como también de una porción de las tierras conquistadas a los secuaces del Profeta.

CLUNY EN ESPAÑA: AMISTAD PARTICULAR

Se ha creido, hasta no hace mucho, con su venida llegaron también todas las novedades ultrapirenaicas, siendo las más importantes, en lo social, la organización feudal y la política antiislámica y, en lo administrativo, el concepto de divisibilidad del reino.

El rey navarro nunca se nos presenta como cruzado apoyado por Cluny, por la sencilla razón de que la célebre abadía borgoñona en la primera mitad del siglo XI no se interesó muy activamente de la cruzada antimusulmana en España.

El rey navarro nunca se nos presenta como cruzado apoyado por Cluny, por la sencilla razón de que la célebre abadía borgoñona en la primera mitad del siglo XI no se interesó muy activamente de la cruzada antimusulmana en España.

DOS DIPLOMAS DE ALFONSO VI

La semilla, pues, de las relaciones entre León y Cluny debe buscarse en las actitudes europeizantes ??? en la corte leonesa,

el descubrimiento (compertio) de la espiritualidad de Cluny hecho por Fernando I del cual habla el diploma de Alfonso VI. Sabemos que este rey era muy inclinado a la vida monástica

Se pasó, según insinúa el privilegio alfonsino de 1090, a una relación más íntima (coniunctio) que llevó a Fernando I a la concesión de un censo anual de 1.000 dinares de oro para vestir a los monjes.

NATURALEZA DEL VÍNCULO DE VASALLAJE

la iniciación y conclusión formal del “pacto de la sociedad fraterna con mis cluniacenses” (“pactum fraternae societatis cum meis Cluniacensibus”).

Este pacto quasi vasállatico entre la abadía borgoñona y el representante de la corona hispana no era, según Bishko, como el que la abadía mantenía con otros socii (por ejemplo, con Enrique II y Enrique III de Alemania, o con Enrique I de Inglaterra, o Pedro I de Aragón), a los cuales los documentos llaman pauperes (pobres), en contraposición con los socios divites (ricos), como eran los hispani, es decir, los castellanos.

la diferencia entre la societas de Fernando I con Cluny y la de Alfonso, sigo creyendo que la primera fue exclusivamente personal, mientras que la del segundo, por razones particularísimas, fue institucionalizada vinculando también a la corona y a todos los que en el futuro la llevasen.

A los cluniacenses les apremiaba, además de por motivos económicos, atajar una lucha civil que corría peligro de llevar a la desintegración de la idea unitaria del imperio hispánico, representado por el sucesor de Fernando I;

Lo primero que hizo fue pedir a Sancho la liberación de su hermano Alfonso, que yacía prisionero en Burgos,

Podemos añadir, a la vista de la concentración de monasterios que la abadía ira ocupando en la región, que ésta poseía para los monjes extranjeros un atractivo especial con sus lugares de campo “europeo”, de florecientes villas rústicas, agricultura de cereales y economía preponderantemente vinícola y ganadera, actividades, como se sabe, que eran la predilección de los monjes negros dondequiera que se estableciesen. No parece una razón sólida o la principal, la pregunta es porqué de tanta concentración

ORIGEN DE LOS FONDOS DEL CENSO. TRANSFERENCIAS FABULOSAS

El enriquecimiento inesperado del tesoro fernandino tuvo lugar sólo con el establecimiento del sistema de las parias, el cual llevaba consigo un pago regular de una cantidad fija.

que los historiadores del arte cluniacense llaman el Cluny III, imponente complejo de edificios sobre los que, según Kenneth J.Conant, campeaba el león heráldico, símbolo del imperio alfonsino. Fue a partir de la puesta en marcha del enorme programa de construcciones cuando Cluny pondrá la máxima presión a sus socii para que sus obligaciones censuales se cumplieran a rajatabla, sin dilación ni demora alguna.

España era para los cluniacenses, en frase de un cluniacense muy conocido, Fr.Justo Pérez de Urbel, “el país de los tesoros escondidos”. La economía de la Europa cristiana no podía ni remotamente compararse con la floreciente y vigorosa de la España musulmana,

De la suspensión de pagos a partir de la ofensiva almorávide del 1086 y en los años sucesivos, cuando Alfonso VI, su hija Urraca y el hijo de ésta, Alfonso VII, se verán desprovistos del oro musulmán. Dicha suspensión provocará la gran crisis financiera en la abadía borgoñona EGA Procede verificar y en su caso aportar. y aun en el sistema monetario europeo; motivo por el cual el nuevo abad de Cluny, Pedro el Venerable, y su rico amigo y consejero financiero Enrique de Blois, arzobispo de Winchester, harán su célebre viaje a España, para tratar, en vano, de atajarla.

VASALLAJE CLUNIACENSE: EL MENOR DE DOS MALES

Como observó en su día Charles Bishko: Hay un paralelo entre los casos de padre e hijo: ambos comienzan aproximándose a la abadía sólo en términos de devoción y generosidad, evitando toda sospecha de corolario político; ambos, en cierto modo, abandonan su precaución y entran en obligaciones financieras regulares y confratenales como consecuencia de la presión del papado, directamente adversa a los intereses dinásticos e imperiales

Entre 1073 y 1077 Alfonso se quita de encima la obligación de dependencia monetaria contraída por su padre, y que él se ve ahora obligado personalmente a satisfacer para recompensar a Cluny por su ayuda en la consecución del trono paterno, concediendo a la célebre abadía más monasterios que, al fin y al cabo, producían poco o nada para la corona y, sobre todo, porque la entrega no representaba una sumisión directa a ningún poder político.

algo inesperado ocurre en 1077.

y sorprendentemente se declara socio de la abadía y decide pagar el censo paterno en metálico. ¿Qué ha pasado?

Ataque frontal lanzado por Gregorio VII contra la independencia de los reinos hispánicos en su carta del 28 de junio de 1077.

regnum Hispaniae pertenecía a San Pedro y a la Santa Iglesia Romana in ius et proprietatem (“por derecho y propiedad”)

dos importantes decisiones: primera, aliarse más íntimamente con Cluny, declarándose socius, actitud vasallática que hasta aquel momento había evitado cuidadosamente; y, segunda, firmándose, a partir de este momento: “ego Adefonsus imperator totius Hispaniae”,

Alfonso, aconsejado y presionado por los consejeros cluniacenses, para salvar su independencia imperial y quitarse de encima la amenaza de excomunión, tuvo que ceder en todo lo demás: rito, reforma y disciplina eclesiástica, y hasta tuvo que consentir que se retirase a Roberto de la corte, al cual, decía, amaba “más que a sí mismo”. Fue un compromiso histórico de proporciones inimaginables, pues comportaba lo que después será llamado la “europeización de Hispania” a finales del siglo XI. EGA Aqui el enfoque europeizacion tiene otra connotación.

Alfonso se sometía a Cluny sólo en cuestiones tocantes su vida personal, o disputas religiosas o sociales en la vida de sus vasallos, como pudieron ser el cambio de rito y de escritura, pero nunca en lo que se refería a la idea central del imperio y cómo había de transmitirse el poder, campos en los que mantuvo las garantías necesarias de su independencia hegemónica. Sobre este punto, en el que sin duda era apoyado por la nobleza castellano-leonesa, ni Roma ni Cluny dictaron leyes.

El “emperador de las dos religiones”

Cuando los impuestos se hicieron insoportables y la población musulmana empezó a levantarse en rebeldía, los reyes de taifa no tuvieron más remedio que llamar a los almorávides para contenerla. Zalaca y, más tarde, Uclés fueron la derrota

Aceptar la abolición del rito mozárabe, o hispano, y la venida en masa de los monjes de Cluny a España para ocupar los cargos eclesiásticos más destacados.

Las rebeliones políticas, sociales y religiosas de que fueron testigos los que vivieron en Sahagún y alrededores durante esas tres décadas,

El proceso de integración de Hispania en la Europa cristiana provocó la coyuntura social más grave que se conoce en la España medieval

EL MONACATO VISIGOTICO, HACIA LA BENEDICTINIZACION

Antonio Linage Conde. Los visigodos. Historia y civilización. ANTIGÜEDAD Y Cristianismo (Murcia) III, 1986. EL MONACATO VISIGOTICO, HACIA LA BENEDICTINIZACION

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En todo caso la independencia económica’^^iera bastante para determinar una ambivalencia*^^) que, al lado de la exención fiscal cara al poder civil, debió impulsar la fundación de muchos monasterios ficticios, clericales o familiares, ya denunciados por aquel concilio ilerditano y por el Segundo de Braga del 572, y que son acaso los protagonistas más llamativos de la Regula Communis,

No debemos dejar de estimar el dato de la frecuencia del origen monástico de los obispos, abrumador en el siglo VII:

los monjes visigodos no observaban una sola regla, sino el sistema de la regula mixta, o sea el codex regularam compuesto de varias o sus trozos y entre las cuales elegía luego a su vez el abad.

Se trata del pactualismo o monacato pactual, que sustituía la virtud de la inmolación unilateral del monje al abad por un contrato bilateral entre ambos tanto individualmente como a nivel comunitario.

El Interés Político del Monacato Benedictino

Jorge E. Bonilla O.

Universidad La Salle.

El Interés Político del Monacato Benedictino.

La clave del éxito de los monasterios benedictinos hay que buscarla en la Regla que San Benito redactó para sus monjes.

“En tiempo de los godos, su rey Totila oyó decir que el santo varón tenía espíritu de profecía. Dirigióse a su monasterio y deteniéndose a poca distancia del mismo, le anunció su visita. Enseguida se le pasó aviso del monasterio, diciéndole que podía venir, pero él, pérfido como era, intentó cerciorarse de si el hombre de Dios tenía espíritu de profecía. Para ello, prestó su calzado a cierto escudero suyo llamado Rigo, le hizo vestir con la indumentaria real y le mandó que se presentara al hombre de Dios como si fuera él mismo en persona. (…) Cuando Rigo llegó al monasterio ostentando las vestiduras reales y rodeado de

numeroso séquito, el hombre de Dios estaba sentado a la puerta. Vio cómo iba acercándose y cuando podía ya hacerse oír de él, gritó diciendo: «¡Quítate eso, hijo, quítate eso que llevas, que no es tuyo!». Al instante Rigo cayó en tierra lleno de espanto por haber intentado burlarse de tan santo varón; y todos los que con él habían ido a ver al el hombre de Dios, cayeron consternados en tierra. Al levantarse, no se atrevieron a acercársele, sino que regresaron adonde estaba su rey y temblando le contaron la rapidez con que habían sido descubiertos. (II Dial. XIV.)

Entonces el rey Totila en persona llegóse al hombre de Dios, y viéndole a lo lejos sentado no se atrevió a acercársele, sino que cayó de hinojos en tierra. El hombre de Dios le dijo dos o tres veces: «¡Levántate!». Pero como él no se atrevía a levantarse en su presencia, Benito, siervo de nuestro Señor Jesucristo, se dignó acercarse al rey -que permanecía postrado-, le levantó, le increpó por sus desmanes y en pocas palabras le vaticinó todo cuanto había de sucederle. Le dijo: «Has hecho y haces mucho daño; es ya hora de poner término a tu maldad. Ciertamente, entrarás en Roma, atravesarás el mar y reinarás nueve años, pero al décimo morirás». Oídas estas palabras, el rey quedó fuertemente impresionado, le pidió la bendición y se marchó. Y desde entonces fue menos cruel. Poco tiempo después entró en Roma, pasó luego a Sicilia y al décimo año de su reinado, por disposición de Dios todopoderoso, perdió el reino con la vida.

También el obispo de la iglesia de Canosa», a quien el hombre de Dios amaba entrañablemente por los méritos de su vida ejemplar, acostumbraba a visitar al siervo de Dios. Un día, conversando con él acerca de la entrada del rey Totila en Roma y de la devastación de la ciudad, díjole el obispo: «Este rey destruirá de tal manera la ciudad, que ya no podrá ser jamás habitada». A lo que respondió el hombre de Dios: «Roma no será destruida por los hombres, sino que se consumirá en sí misma, abatida por tempestades, huracanes, tormentas y terremotos». (II Dial. XV.)

San Benito es consciente de los asuntos públicos y no se ha encerrado en el claustro en actitud de fuga mundi

El encuentro de Totila y Benito es, pues, una escena rica en significados políticos, donde se enfrentan el mundo bárbaro con el mundo romano, el arriano y el católico, el invasor y el conquistado. Por una inversión de roles el pseudo-rey y el auténtico, se derrumban uno tras el otro frente a este insignificante monjecillo que es apenas el superior de un puñado de beatos. Tranquilamente sentado para recibir a los poderosos, Benito no se digna molestarse, más que para levantar del suelo al soberano yaciente y reprenderlo como a un niño. En este triunfo del “siervo de Dios” ve Gregorio cumplida la revancha política ideal de un pueblo oprimido, humillado, aplastado por medio siglo de ocupación y guerra.1

1 Cf. Adalbert de Vogüé en Grégoire le Grand, Vie de Saint Benoit, Maine-et-Loire: Vie Monastique, No 14, pp. 109 – 110.

Bibliografía.

A. Fuentes electrónicas:

Lex Propria Confoederationis Benedictinae, Roma, http://confoederatio.osb-international.info/IUS/ius.html

Constitución y Estatutos de la Congregación Benedictina Suizoamericana, <http://www.osb.org/swissam/index.html>,

Cluny and Spain before Alfonso VI: remarks and propositions

Patrick Henriet, Journal of Medieval Iberian Studies. ISSN: 1754-6559 (Print) 1754-6567 (Online) Journal homepage: http://www.tandfonline.com/loi/ribs20

Cluny_and_Spain_before_Alfonso_VI_remark

FerdinandI(1037–65) is traditionally presented as one of the great benefactors of Cluny: the king who,in establishing an annual “census” to benefit the Burgundian abbey, opened the way for his son, AlfonsoVI(1065–1109), whose donations would make possible the construction of the largest church in the Latin world before there building of Saint Peter’s Basilica in Rome in the sixteenth century. As numerous documents show, the relationship between Cluny and the rulers of the northwestern corner of the Iberian Peninsula began under SanchoIII of Pamplona(1004–35). EGA se puede acceder a los censos de donaciones y comparar?

Charles J.Bishko drew researchers’ attention to the fact that Ferdinand I granted an annual donation of one thousand gold pieces to Cluny. According to him, this decision resulted in the monarchy of Castile and León being highly dependent on the Burgundian abbey.

However, the first documents that mention Ferdinand’s “census” date from the reign of his son, AlfonsoVI(1077and1090).

is what Lucy Pick suggests: Hugh of Cluny and AlfonsoVI must have agreed, out of mutualself-interest, to spread the belief that Ferdinand had made large payments in gold to Cluny.For Alfonso,it would have been away to counter Pope Gregory VII’s aggressive policy at a time when the liturgical rite was changing(1080)

In myopinion, thisinterpretationisbothingeniousandgroundedonanumberofassumptionsthatareimpossibleto verify,whichistypicalofallconspiracytheories. yPeterSegl.13A

.Finally,thequestionremainsastothedatewhenthesupposedlyregularpaymentsstarted.Aswehavementioned,Bishkosuggestedthatitwasafter 1059–inotherwords,oncethepariahtaxensuredthemonarchyofCastileandLeónsignificantgoldrevenues.I

me.ItcanbefoundinthefamousprivilegethatGregoryVIIconferredtoSahagúnin1083,aswellasintheconfirmationofthatprivilegebyUrbanII (1096).33M

sacerdocio y reino en la españa Altomedieval

Carlos de ayala martínez, sacerdocio y reino en la españa Altomedieval. iglesia y poder político en el occidente peninsular, siglos vii-xii, sílex (serie Historia medieval), madrid 2008, 482 pp.

En esta ocasión Carlos de Ayala ofrece un análisis de las relaciones entre el poder monárquico y el episcopado desde una determinada perspectiva: su coarticipación en el gobierno del reino de acuerdo a la lógica «pactista» donde los obispos están dispuestos a legitimar el poder político a cambio de una cesión de competencias que garantice el buen gobierno del reino.

Particular interés tiene el capítulo dedicado a la implantación de la reforma gregoriana en el reino castellano a cargo de Alfonso Vi, que logró conservar sus prerrogativas a cambio de ceder en cuestiones litúrgicas (asunción del rito romano) y permitir el desembarco de prelados reformistas y abades cluniacenses que renovaron el panorama eclesiástico castellano.

Aunque el nuevo plantel de obispos actuó como contrapeso estabilizador en las crisis postreras del reinado de Alfonso Vi, sin embargo se convirtió en rival de su sucesora urraca, como pone de manifiesto su contencioso con prelados de la talla de Diego Gelmírez. Sea como fuere, el autor detecta en medio de las disputas personales una voluntad de mantener la paz del reino, implantar la paz de Dios para erradicar la violencia internobiliaria, y ofrecer un proyecto cruzadista que galvanizó las fuerzas cristianas sumidas en el caos político.
La obra supone por tanto un magno esfuerzo sintetizador del período que discurre entre los siglos Vi al xii; una época poco conocida que se resiente de la precariedad de las fuentes y la fragmentariedad bibliográfica. El autor es consciente de estas dificultades y reconoce la provisionalidad de todo análisis global cuando ni siquiera es posible contar con listas fehacientes de obispos. Sin embargo, el esfuerzo realizado es meritorio y ofrece una material muy útil para conocer la configuración de las monarquías ibéricas y el papel desempeñado por el episcopado como entidad reguladora y legitimadora del poder regio que, por encima de determinados intereses partidistas, no descuidó sus responsabilidades en el mantenimiento de la paz social

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