TFG. Parte 3. Los Hechos

3.Los Hechos

3.1La posición del papado

La posición del papado es relevante en 3 temas principales: los derechos sobre los reinos hispánicos, el cambio de liturgia y el matrimonio del rey con Constanza, destacan 3 comunicados: el 30 de abril de 1073 pocos días con posterioridad a su proclamación en los que muestra gran contundencia, en diciembre de 1077 reafirmando la soberanía papal y en junio de 1080 en la que muestra mayor moderación en su comunicación al rey.

En la primera de 1073, el nuevo papa Gregorio VII, actuó con gran contundencia, pone de manifiesto en su epístola los derechos de la Sana Sede sobre los reinos hispánicos, al margen de los reyes cristianos peninsulares, será impulsor de una campaña militar contra los musulmanes con la participación de nobles francos deseosos de ir a España recordándoles que “desde tiempos remotos el reino de España había pertenecido a San Pedro” y que la recompensa sería la posesión de las conquistas efectuadas en nombre de San Pedro .nombra legados en España al cardenal Hugo Cándido, al obispo de Ostia Giraldo y al subdiácono Raimbaldo; pidió a Cluny que diera su apoyo al cardenal.

Posteriormente en 1077 y posiblemente tras lo que aparentemente era una victoria completa sobre el emperador alemán Enrique IV en Canossa, envió una nueva carta a los “Reyes Condes y otros Príncipes de España” en términos intransigentes reafirmando la soberanía papal sobre todos los reinos peninsulares, el regnum Hispaniae pertenecía a San Pedro y a la Santa Iglesia Romana in ius et proprietatem (“por derecho y propiedad”) y anunciando que nuevos legados estaban siendo enviados para asegurar el cumplimiento de sus órdenes

Alfonso había iniciado la implementación de la reforma en unas líneas que consideraba aceptables al tiempo que se llevaban las negociaciones del matrimonio con Constanza de Borgoña, sobrina del abad Hugo.

Al regreso del cardenal Ricardo a León-Castilla, el rey tenía una nueva esposa y Sahagún un nuevo abad. La fuerte reacción del legado papal fue transmitida a Gregorio VII. Como resultado la indignación papal fue muy clara, el 27 de junio de 1080 tres conocidísimas epístolas dirigidas por el Sumo Pontífice a Hugo de Cluny, a Alfonso VI y al legado Ricardo en las que condena la actuación del “pseudomonje” Roberto en los reinos de Alfonso, acusándole de no someterse a la autoridad de San Pedro y de obstaculizar las empresas pontificias, Roberto debe ser suspendido de sus cargos, en clara relación con la cuestión de la permisividad respecto de la liturgia mozárabe.

Esta permisividad representaba un peligroso precedente para el papa, teniendo en cuenta la intensa conexión del monasterio de Sahagún con la corona, era una clara señal de la voluntad del rey de contemporizar en este importante asunto y pondría serias dificultades a la introducción del rito romano en otros lugares. El ataque a la liturgia mozárabe como una desviación de las normas papales y un producto del priscilianismo, el arrianismo y la conquista musulmana.

El papa se muestra más moderado en su comunicación al rey, no le critica abiertamente, sino que utiliza al monje Roberto pidiendo que sea devuelto a Cluny. Recuerda la pasada conducta ejemplar del rey que pudo ser engañado pero le advierte que san Pedro también tiene una espada. El papa vincula hábilmente lo concerniente al rito y su ilícito matrimonio, contraído “cum uxoris tue consanguinea” en clara referencia a la reina Constanza aunque no aparece mencionada. Gregorio VII había hallado la fórmula para doblegar la tenaz resistencia del rey.

En esta situación, el rey tuvo que aceptar y doblegarse a los requerimientos papales, aceptó la partida del monje Roberto símbolo de la tolerancia del rito mozárabe.

3.2La soberanía real

Alfonso VI, sin confrontarse jamás abiertamente con el papa, con un tacto extraordinario, replicó a las pretensiones territoriales de Gregorio VII tomando dos importantes decisiones: primera, aliarse más íntimamente con Cluny, declarándose socius, actitud vasallática que hasta aquel momento había evitado cuidadosamente; y, segunda, afirmándose, a partir de este momento: “ego Adefonsus imperator totius Hispaniae”,

Como contramedida a las pretensiones papales y la estrategia que la acompaña de tratar por separado con los «regibus, comitibus, ceterisque principibus Hyspaniae»1. Alfonso reclamó formalmente la soberanía sobre toda la península «imperator totius hispaniae».

La primera utilización del título imperial por aparte de Alfonso sexto se produce solo el 7 de abril de 1079. Sin embargo en carta del notario real vemos que se empleó el título imperial desde el 17 de octubre del 1077 es decir unas semanas después de la fecha de recepción de la carta papal del 28 de junio de 1077 lo que nos indica que fue posiblemente una respuesta a esta última. También es controvertida la novedad de esta actuación pues parece seguro que que no hay evidencia de que su padre Fernando primero o sus hermanos alguna vez emplearán el título. El sometimiento de la mayoría de los reinos de tazas musulmanes después de 1073 y la absorción de la mayor parte de Navarra en 1076 daban lugar a su hegemonía de facto en la península, pero apuntamos a la pretensión es papal como estímulo esencial y subrayamos el carácter novedoso de esta aseveración real.

Autores cluniacienses como Pedro el Venerable Bernardo de Claraval se refieren al rey Alfonso como imperator.

Other possible incentives for Alfonso to stress his hegemony over the Iberian peninsula include the submission of most of the taifas (Islamic factional kingdoms) to his suzerainty by the payment of parias (tribute) by 1073, and the annexation of La Rioja and those parts of Castile belonging to Navarre after the assassination of Sancho Garcés IV in 1076.[71]

3.3El censo

Bishko cree que esta donación es la primera de una serie cuyo objeto era un sustituto del censo impago debido a Cluny de los años 1073-77.

Finalmente las dudas son de cuando se inició los pagos regulares Bishko indicaba que fue después del 1059 es decir una vez que las parias aseguraron suficientes ingresos

En agradecimiento (por la boda de Constanza?) el rey obsequió a Hugo el 3 de septiembre de 1079 con la prestigiosa Abadía de Santa María la Real de Nájera. Poco después el monje Roberto implantaría la Regla de San Benito “según que la mantienen los hermanos de San Pedro de Cluny”, en el monasterio de Sahagún donde obtendría la sede abacial hay que notar que se reservaba al rey la potestas sobre la institución

Cluny contó en teoría con unos ingresos muy significativos tras la alianza con el monarca de León los importantes censos primero de Fernando I y luego doblados por Alfonso VI según Diploma de Alfonso VI fechado en Burgos el día de Pascua de 1090 (21 de abril) por el que dobla la cantidad del censo concedido por su padre a la abadía de Cluny, permitirían al abad Hugo emprender la construcción de la tercera iglesia de la casa monástica.

Sin embargo, los primeros documentos que mencionan el “censo” de Fernando datan del reino de su hijo Alfonso VI (1077 y 1090).

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La alianza de Fernando con Cluny quedaría establecida según el texto de la Historia Silense pero no hay documentación alguna que confirme cuando empezó dicha alianza la alianza de Fernando I que sería a título estrictamente personal y privado sin comportar un vínculo permanente o hereditario que pudiera obligar a futuro también a los sucesores en el trono. La documentación en Cluny sin embargo tiende a presentar que este vínculo con Fernando I es permanente y sucesorio pero parece que en la práctica ni Alfonso ni sus hermanos se sintieron obligados a pagar el censo de su padre.

De estos contactos preliminares con Fernando I se llegaría a una relación más íntima (conjunctio) con la concesión de mil dinares de oro para vestir a los monjes

La relación perduró y prosperó durante los siguientes años. El nuevo monasterio cluniacense de Dueñas fue tratado con generosidad por carta del 7 de febrero de 1076.(5) El monasterio de San Salvador de Palaz del Rey fue cedido a la casa borgoñona el 27 de agosto de 1076.(6) El de Santiago de Astudillo ingresó en las filas cluniacenses el 30 de enero de 1077, al que siguió el de San Juan de Hérmedes de Cerrato el 22 de mayo de 1077.(7) Finalmente, menos de dos meses después, Alfonso duplicó la pago del censo a Cluny que «mi padre acostumbraba dar».(8)

La iniciación y conclusión formal del “pacto de la sociedad fraterna con mis cluniacenses” (“pactum fraternae societatis cum meis Cluniacensibus”).

Lo cierto es que, tras constatar las resistencias que la entrega de Sahagún a Cluny había despertado y tras fijar el census duplicatus, Alfonso VI no entregó más abadías a los monjes negros en los treinta y dos de reinado que le restaban2.

Bishko, nos indica que este pacto quasi vasállatico con la abadía no era como el que mantenía con otros socios (por ejemplo, con Enrique II y Enrique III de Alemania, o con Enrique I de Inglaterra, o Pedro I de Aragón), que eran calificados como pauperes (pobres) en contraposición con los divítes (ricos), como eran los hispani.

Los ingresos de las parias serían los que alimentarian la relación con Cluny. Ante situaciones de reducción de ingresos de la corona por demanda de gastos militares o cuando desde 1085 los reyes de taifas se negaron a pagar las parias, los aliados cluniacienses, se mostraban reacios a perder esa parte tan importante de sus ingresos y el mismo abad protestaría enérgicamente enérgicamente ante el rey.

El rey continuaba necesitando su apoyo en Roma, para la reconstitución del arzobispado y primado toledano y la confirmación de Bernardo de Sauvetot como su arzobispo, después de octubre 1088 para el doloroso desenlace del asunto del obispado de Santiago de Compostela. El pago del censo no podía demorarse y en 1089 hizo un pago único de 10.000 dinares a Cluny, cantidad que sugiere los cinco años atrasados de 1085 a 1090 a razón de 2.000 al año.(5)

Para Cluny el continuar con la percepción del censo podría significar ponerse al lado de su protegido Alfonso VI en este caso contra los intereses del Papa (Este aspecto podría ser peligroso para Cluny)

3.4El aliado Roberto

Roberto, el monje cluniaciense, enviado por Hugo el Grande a los reinos de León y Castilla a poco de lanzada la iniciativa reformadora del Papa, fue nombrado abad de Sahagún en mayo de 1080 y pronto ganó la confianza del rey llegando a ser uno de sus principales y más estimados consejeros.

Roberto simboliza la primera intención de Cluny de atender al requerimiento de Alfonso, que por una parte aceptaba el compromiso de promover el cambio litúrgico, pero que no debió de ir acompañado de una decidida actuación al respecto. Así parece deducirse de los acontecimientos posteriores3.

En documento de fecha 10 de julio de 1077, Alfonso VI se compromete al pago anual de dos mil piezas de oro, que representarían el doble de lo entregado por Fernando I , cediendo a los ruegos insistentes de Roberto (…domnus Robertus die hac nocte mici addere suasit…), lo que reflejaría la poca predisposición del rey a las onerosas exigencias de la abadía. En el mismo día Alfonso le comunica a Hugo tanto los inconvenientes de la aplicación del rito como la voluntad de que Roberto permanezca en sus reinos, posiblemente como pieza clave para promover el apoyo y mediación de Cluny ante las urgencias de Gregorio VII.

Es posible que la intención fuera tolerar la pervivencia de la antigua liturgia hispana, pero esta mediación que fuera tan espléndidamente recompensada, no daría los resultados que se esperaban.

3.5Vinculacion con Cluny

Para Bishko, autor que ha estudiado a fondo la vinculación entre Fernando I y Cluny.

Bishko cree que el acercamiento y posterior alianza fueron para equilibrar los poderes políticos de León en el ámbito peninsular y extranjero en relación con la nueva situación de Aragón.

Como observó en su día Charles Bishko: “Hay un paralelo entre los casos de padre e hijo: ambos comienzan aproximándose a la abadía sólo en términos de devoción y generosidad, evitando toda sospecha de corolario político; ambos, en cierto modo, abandonan su precaución y entran en obligaciones financieras regulares y confraternales como consecuencia de la presión del papado, directamente adversa a los intereses dinásticos e imperiales”4.

Ante todo, la alianza de don Alfonso con Cluny pasaba por mantener la independencia política frente a las tentativas pontificias que, en los hechos o de manera teórica, amenazaron la potencia y jurisdicción de la corona leonesa.

Una verdadera relación de Concilium et Auxilium es la que se produjo entre las dos instituciones.

Fernandocluny.pdf

Ángel G. Gordo Molina, 2004, Relaciones de la monarquía del reino de León con la reforma espiritual. Cluny, Fernando i y Alfonso VI.

Parecería haber pocas razones para dudar de que en la mente del rey la cluniacense, esta era una de las definiciones de la reforma de la iglesia. Era tan probable como otros monarcas de finales del siglo XII que hubiera sido asombrado e impresionado por el liderazgo espiritual, intelectual y organizativo que emanaba de ese Centro de Borgoña. Sin embargo, también era probable que apreciara que los abades franceses y los obispos franceses podrian convertirse en el apoyo de sus específicos propósitos reales debido a que no tenían lazos familiares con las casas magnates de su reino y él y su dinastía eran los principales mecenas de la propia casa madre. Incluso puede ser, como muchos historiadores modernos han sugerido que vio en Cluny un contrapeso eclesiástico a ante la excesiva influencia del papado reformador en la península. Aquí hay que recordar, sin embargo, que Cluny nunca fue un rival de Roma, si a veces parece haber sido un agente moderador y suavizante en relación con algunas iniciativas y políticas papales. Es del todo probable que Alfonso llegó a apreciar este hecho y buscó la mediación de Cluny para negociar aquellas diferencias que tan rápidamente desarrolló con los pontífices romanos.

Como acertadamente ha escrito Bishko, “[…] es revelador el hecho de que tanto en 1063 como en 1077 la fórmula imperial es idéntica: recurrir a la coniunctio de fraternidad y censo con Cluny para dar jaque mate a Roma”

Alfonso iba a escoger un camino distinto al elegido por Polonia Hungría Escocia Aragón y hasta Portugal que se tomaron vasallaje y dependencia de Roma jurando la fidelidad a San Pedro y pagando el censo anual. Pero el emperador leones tomó otro camino y conseja aconsejado por los cluniacienses con el objetivo de salvar su independencia imperial y quitarse la amenaza de excomunión en su negociación cedió en todo lo demás en el rito la Reforma y la disciplina eclesiástica e incluso la marcha de Roberto de la Corte.

3.6Constanza de Borgoña

A partir de la señalada fecha en 1080 en Sahagún y posteriormente en Toledo los objetivos Pontificios contaron con el aliado valioso de Constanza la segunda esposa de Alfonso VI.

En el diploma de ocho de mayo de 1080 se constata el protagonismo de la reina en la deposición de Roberto y el nombramiento de Bernardo de Sedirac en Sahagún.

También en diploma de 1090 vemos como junto con a pesar de la delicada situación del reino contra los almorávides y la necesaria movilización de recursos que era requerida para su defensa.

Constanza, la nueva reina llegaría a la corte de Alfonso VI debidamente aleccionada por su tío, el abad de Cluny. Las desavenencias con las infantas Urraca se mostrarían tanto en el plano eclesial como en el reparto de influencias que llevaría incluso a la antipatía personal es posible que pasado un período inicial Constanza asumiera el papel de compensar la influencia de la infanta Urraca sobre el rey continuando con el cambio de rumbo que se realizaba en el Concilio de Burgos de 1080 y consolidando la posición de Bernardo de Seguirac en Sahagún y después en Toledo lo que contribuía extender el ámbito territorial donde el oficio romano se impusiera decididamente a la ritualidad hispano-goda .

La influencia de Constanza quedaría a futuro siendo ella quien trajo a la corte a Ramón de Borgoña que fue sería esposo de la futura reina Doña Urraca y el padre de Alfonso VII el emperador y fundador de mil ciento veinticuatro de la nueva dinastía borgoñona de los reinos de León Galicia y Castilla .

3.7La sustitución del rito

Los primeros cronistas, han atribuido a la iniciativa real la introducción de la liturgia romana. La crónica del obispo Pelayo, inmediatamente después del encarcelamiento de Alfonso, nos relata que Alfonso «envió rápidamente representantes a Roma al Papa Hildebrando» para asegurar la introducción del rito romano5. Incluso en 1073 Alfonso habría sido consciente de los deseos papales en este sentido por los acontecimientos del último año del reinado de su padre y, más recientemente, porque el uso romano acababa de introducirse en Aragón [99] en 1071.(22) Sin embargo, cuesta creer

En 1071 en el Monasterio de San Juan de la Peña los legados del Papa Alejandro dos imponen la sustitución del antiguo rito por el romano.

En 1073 tras la implantación del rito romano en Leyre el papa Gregorio VII obtiene de Alfonso que convoque en el Concilio de Burgos en 1080 donde decreta la abolición del rito gótico en los reinos de Castilla y León.

Se ha establecido 1076 como el año de introducción de la nueva liturgia, tanto el anónimo monje de Sahagún y el obispo Pelayo coinciden en la fecha si bien Pelayo asocia el evento con el más tarde legado papal Ricardo de Marsella (31).

En 1080 Hispania habia sido normalizada, el Concilio de Burgos “confirmavit romanum mysterium in omni regno Adefonsi regis” y las principales reticencias, especialmente las que se producían en torno a Sahagún habían sido vencidas6.

1La carta papal de 28 junio 1077 en la que Gregorio VII con esta referencia parece indicar que no contempla a Alfonso como único soberano. Reilly, Bernard F. 1988. The Kingdom of León-Castilla under King Alfonso VI, 1065–1109

2BISHKO, Ch. J., Fernando I y los orígenes, p. 31

3JULIA MONTENEGRO, 2009 ,La alianza de Alfonso VI con Cluny y la abolición del rito mozárabe en los reinos de León y Castilla: una nueva valoración. Pag. 50

4BISHKO, Ch. J “Fernando I” (1969), pp. 80-81.

5«Tunc Adefonsus rex velociter Romam nuncios misit ad Papam Aldebrandum cognomento Septimus Gregorius; ideo hoc fecit, quia romanum misterium habere voluit in omni regno suo.» Benito Sánchez Alonso, ed., Crónica del Obispo Don Pelayo, p. 80. Pelayo was widely known and was used by the thirteenth-century chronicles of Lucas of Túy, Rodrigo Jiménez de Rada, and the Primera crónica general. The author of the early twelfth-century chronicle of Sahagún did not know Pelayo. (en BERNARD F. REILLY, 1925, The Kingdom of León-Castilla under King Alfonso VI, 1065-1109.)

6Alain Rauwel, 2005, La liturgie comme vecteur de la Réforme grégorienne

TFG. Parte 4. Resultados, consecuencias

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